The Pyramid of Hate illustrates the prevalence of bias, hate and oppression in our society. It is organized in escalating levels of attitudes and behavior that grow in complexity from bottom to top. Like a pyramid, the upper levels are supported by the lower levels; unlike a pyramid, the levels are not built consecutively or to demonstrate a ranking of each level. Bias at each level reflects a system of oppression that negatively impacts individuals, institutions and society. Unchecked bias can become “normalized” and contribute to a pattern of accepting discrimination, violence and injustice in society. While every biased attitude or act does not lead to genocide, genocide takes place within a system of oppression in which the attitudes and actions described at the lower levels of the pyramid are accepted. When we challenge those biased attitudes and behaviors in ourselves, others and institutions, we can interrupt the escalation of bias and make it more difficult for discrimination and hate to flourish.
La Pirámide del Odio ilustra la prevalencia del prejuicio, el odio y la opresión en nuestra sociedad. Está organizada en niveles de actitudes y comportamientos que se van haciendo más complejos de la base a la parte superior. Al igual que en una pirámide, los niveles superiores se apoyan en los inferiores; a diferencia de una pirámide, los niveles no se construyen consecutivamente y tampoco muestran una clasificación de cada nivel. El prejuicio en cada nivel refleja un sistema de opresión que afecta negativamente a los individuos, las instituciones y la sociedad. Cuando los prejuicios no se controlan, se vuelven ‘normales’ y contribuyen a crear patrones de aceptación de la discriminación, el odio y la injusticia en la sociedad. Aunque no todas las actitudes o actos prejuiciados llevan al genocidio, el genocidio tiene lugar dentro de un sistema de opresión en el que se aceptan las actitudes y acciones descritas en los niveles bajos de la pirámide. Cuando desafiamos esas actitudes y comportamientos prejuiciados en nosotros mismos, los demás y las instituciones, podemos interrumpir la escalada de prejuicios y dificultar el florecimiento de la discriminación y el odio.
The Pyramid of Hate illustrates the prevalence of bias, hate and oppression in our society. It is organized in escalating levels of attitudes and behavior that grow in complexity from bottom to top. Like a pyramid, the upper levels are supported by the lower levels; unlike a pyramid, the levels are not built consecutively or to demonstrate a ranking of each level. Bias at each level reflects a system of oppression that negatively impacts individuals, institutions and society. Unchecked bias can become “normalized” and contribute to a pattern of accepting discrimination, violence and injustice in society. While every biased attitude or act does not lead to genocide, genocide takes place within a system of oppression in which the attitudes and actions described at the lower levels of the pyramid are accepted. When we challenge those biased attitudes and behaviors in ourselves, others and institutions, we can interrupt the escalation of bias and make it more difficult for discrimination and hate to flourish.
La Pirámide del Odio ilustra la prevalencia del prejuicio, el odio y la opresión en nuestra sociedad. Está organizada en niveles de actitudes y comportamientos que se van haciendo más complejos de la base a la parte superior. Al igual que en una pirámide, los niveles superiores se apoyan en los inferiores; a diferencia de una pirámide, los niveles no se construyen consecutivamente y tampoco muestran una clasificación de cada nivel. El prejuicio en cada nivel refleja un sistema de opresión que afecta negativamente a los individuos, las instituciones y la sociedad. Cuando los prejuicios no se controlan, se vuelven ‘normales’ y contribuyen a crear patrones de aceptación de la discriminación, el odio y la injusticia en la sociedad. Aunque no todas las actitudes o actos prejuiciados llevan al genocidio, el genocidio tiene lugar dentro de un sistema de opresión en el que se aceptan las actitudes y acciones descritas en los niveles bajos de la pirámide. Cuando desafiamos esas actitudes y comportamientos prejuiciados en nosotros mismos, los demás y las instituciones, podemos interrumpir la escalada de prejuicios y dificultar el florecimiento de la discriminación y el odio.